En las
escaleras de entrada a la mansión , la señora de la hacienda está
hablando con su hija.
—Buenos
días, señora. —Mariana hace una reverencia—. El desayuno estará preparado enseguida.
No recibe
respuesta, es más, ni siquiera se dignan en mirarla. ¿Es en esto en lo que nos
convierte el dinero? Ella, tras quedarse huérfana, lleva trabajando aquí desde
los nueve años y, ¿así es como la tratan? O tal vez, se hayan enterado de lo sucedido
anoche con Avelino. Mariana sabe que tendrá que contárselo a su jefa de la
cocina hoy mismo, luego esperarán a ver lo que decide el señor. Pero ahora, debe
empezar sus tareas sin perder más tiempo. En el interior de la majestuosa
mansión reina el silencio. No hay rastro de la gobernanta, ni de las doncellas.
Mariana entra en la cocina, hace frio porque la chimenea está apagada. El puchero
del café debería descansar sobre las brasas, pero aún no ha llegado su
jefa. Pasarse toda la noche en vela, dando vueltas a lo ocurrido con Avelino,
ha hecho que, además de sentirse terriblemente agotada, haya llegado muy temprano.
La joven sale para recoger algunos troncos de la leñera y encender el fuego. Agachada,
desliza la tela que cubre la madera y de la leña emerge, de forma repentina, la
cabeza de un gato negro de un tamaño notable. El animal aplasta las orejas
hacia atrás, comienza a bufar y se lanza contra la cara de la cocinera. Desde
el suelo, la muchacha lo ve huir hacia los viñedos. Antes de perderse entre las
parras, el felino se detiene y clava sus ojos en Mariana, que tiembla tras el ataque,
como si pudiera ver el miedo que hay dentro de ella. La joven, con el susto
metido en el cuerpo, regresa dentro. Es momento de adelantar la mesa para el
desayuno mientras espera a sus compañeras. Desde el vestíbulo, se dirige hasta
el patio, atraviesa la extensa galería del ala izquierda y entra en el comedor.
Va a elegir un mantel del aparador y a colocar los cubiertos cuando escucha un
intenso maullido. Mira bajo la mesa, tras las cortinas, pero no hay rastro del
gato negro que parece perseguirla. En el viejo reloj de pie que preside la
estancia, el péndulo dorado oscila con un baile lento e hipnotizante que
sumerge a Mariana en los aterradores recuerdos de la noche anterior.
Avelino, el
mozo de cuadras, la abordó en la entrada a los barracones donde duerme el
servicio, su aliento lo delataba. La arrastró por la fuerza hasta los viñedos
mientras manoseaba todo su cuerpo. Ella chillaba, pero él le tapaba la boca para
ahogar sus gritos. Le susurraba obscenidades al oído y su asquerosa saliva
empapaba las mejillas de Mariana. Durante el forcejeo, ella lo arañó y Avelino respondió
con una bofetada que le partió el labio. La arrojó al suelo y se tumbó encima.
Recuerda aquel olor pestilente, el sudor de él cayendo sobre su cara y el
gruñido de su respiración animal. El mozo le subió la falda, ella pataleaba
tratando de respirar mientras aquella enorme mano le taponaba la nariz y la boca.
Avelino se bajó los pantalones, dispuesto a llegar hasta el final, a pesar de
que ella le suplicaba que parase. Mariana clavaba las uñas en la tierra, cuando rozó con los dedos una piedra. Estaba a su alcance, sólo tenía
que estirar el brazo y seria suya, sólo un poco más...Cerró los ojos y golpeó con
todas sus fuerzas.
La dulce melodía
del reloj saca a Mariana del trance. La joven mira a la esfera, no puede ser
posible, aunque no hay duda. Las agujas señalan las doce del mediodía. ¿Cómo ha
podido distraerse durante tanto tiempo? Tiene que regresar a la cocina, el
señor habrá llegado y su jefa estará furiosa. Este comportamiento podría
costarle un buen castigo, hasta es posible que la azoten. Corre, se dice, lo más
rápido que puedas. Al salir a la galería, se topa de nuevo con el enorme gato
negro que cruza ante sus ojos y penetra raudo en la biblioteca. Quiere ir tras
él, pero escucha el murmullo de unas voces que rompen el silencio de la casa. Camina
hacia ellas, con premura, guiándose por la acústica de la mansión. Llega hasta
la entrada del vestíbulo, apoya su espalda en la pared y permanece oculta.
Ahora que está tan cerca, distingue perfectamente la voz del capataz de la
hacienda hablando con el señor.
—Señor, hemos
encontrado el cadáver de Avelino.
Mariana, agazapada,
se lleva las manos a la boca para sofocar el grito. Avelino, muerto, no es
posible.
—¡Santo Dios!
Que nadie toque el cuerpo. Esperaremos a que lleguen las autoridades.
—Si, señor.
Daré la orden ahora mismo.
Mariana sale
de su escondite. El capataz y el señor están de espaldas a la entrada por la
que ha aparecido. Ambos se giran y caminan hacia ella. La cocinera permanece
inmóvil, cabizbaja, esperando una reprimenda, un castigo ejemplar.
—Una cosa
más.
—Usted dirá,
señor.
—En cuanto a
la muchacha, la cocinera, no recuerdo ahora su nombre.
—Mariana,
señor.
—Cierto,
Mariana. A primera hora, ordené que trasladasen su cadáver a la capilla de la
hacienda. La velaremos aquí, celebraremos una misa por su alma y yo correré con
todos los gastos del entierro.
Genial, Pedro.
ResponderEliminarUn grandioso final que pone en valor al conjunto del relato y que lo hace un verdadero cuento asombroso y macabro engarzando con el espíritu del concurso. Vamos, un relato de cine!
Abrazos.
Muchas gracias, Miguel. El cine y la literatura van de la mano. Un abrazo.
EliminarGracias, Pedro, por participar con este relato en el homenaje de este mes a Edgar Allan Poe. Un abrazo y suerte!
ResponderEliminarA ti , David. Un abrazo.
EliminarSorpresivo final, realmente no lo imaginaba, excelente historia donde el suspenso va en aumento, me gusto mucho, mucha suerte en el concurso, saludos, PATRICIA F.
ResponderEliminarGracias, Patricia. Esa era la idea. Saludos.
EliminarQué dura historia y qué buena…, Es terror pero del real… el de la crudeza, la maldad en estado puro y con final completamente inesperado. Me ha impresionado. Y no sólo por su contenido, sino por la perfección formal que le has dado al mostrarnos cada escena con una vividez sorprendente.
ResponderEliminarEnhorabuena y suerte!
Muchas gracias, Maite. A veces , en las situaciones mas mundanas es donde mas horror podemos encontrar. Saludos.
EliminarTremendo ese final, Pedro. No lo he visto venir y me ha encantado. Una historia muy angustiosa repleta de matices. Me ha gustado muchísimo. Felicidades y mucha suerte.
ResponderEliminarGracias, Marta. Saludos.
EliminarHola Pedro.
ResponderEliminarMuy bien descrita la violación, he sentido profundo asco. Me esperaba otro final, con solo un cadáver, el de él o el de ella, pero nunca los de ambos. Suerte compañero.
Gracias, delaFlor. Igualmente. Saludos.
EliminarHola Pedro. Nos has engañado con ese final inesperado, que creo que a todos nos ha cogido por sorpresa. Es de esos relatos que se leen por segunda vez para comprobar que todo encaje en su sitio y no haya nada que desentone. Se comprende entonces la reacción del gato negro ante el fantasma de la chica, un elemento que entronca con la obra de Poe y añade intriga y misterio a la trama, así como que en la primera escena las señoras ignoren a Mariana al mejor estilo El Sexto Sentido. Me ha gustado como manejas los tiempos del relato contando en presente y en pasado, sin que nada chirríe. Buen trabajo. Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegra mucho que te haya gustado, Jorge. Si , al leerlo por segunda vez , todo encaja. Un abrazo.
EliminarWow, al final resultó que ella estaba muerta. Muy, muy, bueno. Tenebroso. Un placer leerte. Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias, Nuria. Un saludo.
Eliminar¡Este tipo de planteamientos hace que goce! Porque a mi Los Malnacidos que maltratan merecen Los Fatos que sugiere tu texto. El ambiente de cortijo está tremendamente conseguido (incluso con el nombre de Avelino) Si bien debo decir, que también has acertado con el nombre musical y manso de Mariana para este texto. Como se suele decir de manera castiza, "De chupa Dómine"👏👏👏
ResponderEliminarJuan, he de decirte que no pierdes el estilo ni comentando. Un abrazo, crack.
Eliminar. Magnífico trabajo. Trama, argumento, personajes todo en su sitio. Me gusta mucho es un buen material para aprender y merecedor de una valoración amplia. Gracias por el aportr
ResponderEliminarGracias a ti por comentar, Javier. A mi también me gustó muchísimo tu relato.
EliminarVaya, Pedro, jugaste al despiste con una asombrosa maestría. Me engañaste con el sempiterno juicio de desprecio hacia la clase alta. Y es que todos los elementos están perfectamente organizados para dar ese efecto; el gato, el incidente con el violador y su supuesta muerte, la fantástica narración de apariencia simple y sin florituras que puedan desviar la atención.... Todo para dar ese giro, remate y, si me permites, bofetón en las últimas líneas para cambiar totalmente la percepción de todo lo leído. En conjunto un relato soberbio, compañero, que va a quedar bien alto.
ResponderEliminarUn abrazo y mucha suerte, Pedro!
Esa era la idea , Pepe. Trazar un camino y al final, plas. A mi también me gustó mucho tu historia. Muchas gracias por tus palabras, crack.
EliminarAl menos, Mariana se ha ido al otro mundo con los deberes hechos.
ResponderEliminarAl menos. Un placer tenerte por aquí, Cabrónidas.
EliminarHola, Pedro. Muy emocionante tu relato, seguimos en tensión las tribulaciones de Mariana con el gato incordiante y el recuerdo del nefasto episodio con el miserable Avelino.
ResponderEliminarEl final, totalmente inesperado, un auténtico giro de tuerca, invita a releer la historia logrando encajar aquellos detalles desconcertantes más coherentes con una Mariana fantasma.
Suerte en el Tintero
Un abrazo
Muchas gracias, Paco. Al releer, pues tiene otro punto al encajar todo de otra manera, como bien dices. Un abrazo.
EliminarHola, Pedro:
ResponderEliminarEnhorabuena por tu relato: es una gran obra de ficción y además creo que cumple a la perfección con el Poe canónico.
Me parece genial la idea de que el personal de servicio, ignorado habitualmente por sus "señores", no perciba su condición de ánimas (aunque menuda penitencia la de penar en el castillo de tus explotadores laborales). Tanto la parte narrativa como la dialogada son ágiles; y el final es tan sólido e impactante como una piedra.
Suerte en el concurso, Pedro.
Muchas gracias, Nino. Un placer tenerte por aquí. Igualmente, suerte para ti también.
EliminarHola, Pedro:
EliminarGracias por tu comentario, compañero.
Un abrazo.
Hola, Pedro! Fantástico relato con un final lleno de matices y sorpresas. Una lectura que atrapa, intriga, bajo la compañía de ese gato negro presagio siempre de malas noticias. ¡Suerte, compañero!
ResponderEliminarGracias, Carmen, por pasarte y comentar. Suerte para ti también.
EliminarMagnífico relato, compañero, tiene todo lo que mencionan los otros comentarios y más. Porque el terror g´tico en este caso incluye una insospechada belleza, originalidad y sutileza. Me ha emocionado. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, Juana. Un abrazo para ti.
EliminarHola Pedro , un buen relato....Si te soy franca , la verdad en esto de escribir retos , tengo que reconocer que tengo mucho que aprender , y más de los grandes de todos vosotros incluido el anfitrión que es David , que es el que nos pone a prueba , me a gustado mucho , te deseo suerte en el reto , te deseo una feliz noche , y mejor semana , besos de flor.
ResponderEliminarGracias, Flor. Igualmente , te deseo un buen resto de semana.
EliminarBuenísimo Pedro, un final que toma por sorpresa al lector. La realidad y el mundo de los muertos desdibujado ¿Puede haber algo más terrorífico?. ¡Qué triste destino el de la chica! Un gran relato, que estoy seguro dará guerra en el concurso. Saludos.
ResponderEliminarGracias, Ana, por pasarte a comentar. Saludos.
EliminarHoja, Pedro. Nos has engañado muy bien, compañero, a la manera de El sexto sentido. La pobre Mariana queda ahora condenada a vagar por la hacienda donde trabajó desde niña, donde sólo el gato es consciente de su presencia.
ResponderEliminarUn trabajo ejemplar. Felicidades.
Muchas gracias, Bruno, por tus palabras. Un abrazo.
EliminarBuenísimo, Pedro. Me has dejado boquiabierto con ese final tan inesperado. Y qué decir de tus dotes narrativas. Un relato inmejorable. Enhorabuena y suerte en el concurso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Josep. Me alegra que te haya gustado. También he disfrutado mucho con tu historia. Un abrazo.
EliminarHola, Pedro.
ResponderEliminarQué final. Impacta porque no lo esperas, es totalmente sorprendente.
Un espíritu que vagará eternamente, como una maldición por las atrocidades que le hicieron en vida.
Estupendo.
Muchísima suerte en el concurso.
Un abrazo.
Gracias, Irene. Esa era la idea. Lo mismo te digo, mucha suerte y gracias de nuevo. Un abrazo.
EliminarMariana estaba muerte y no lo sabía.
ResponderEliminarEs curioso porque lo que el relato comienza insinuando que fue una relación consentida, que el temor de ella era ser castigada por un acto considerado escandaloso.
Pero resultó que fue una víctima. Y que tal vez fue cuando murió.
Aunque logró defenderse, asesinando a su asesino. No pudo salvarse pero vengó su muerte.
Y el gato negro podía verla, lo que es compatible con la temática de Poe.
Bien contado.
Gracias, Demiurgo. Me alegro que te haya gustado. Saludos.
EliminarHola Pedro, muy bueno. No sabía la razón del bufido, ahora se entiende, claro. Intuitivos los gatos, lo perciben todo, hasta las ánimas. Pobre Mariana le queda ver como se libera de esa casa. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Emerencia. Los gatos siempre los hemos considerado así. Un abrazo y gracias de nuevo.
EliminarHola, Pedro. Muy buen relato. Nos llevas hacia ese final inesperado con total maestría. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Mirna. Me alegra mucho que te haya gustado. Un abrazo.
EliminarQue bueno Pedro, nos vas entregando el cuento a gotas para sorprendernos al final. Por cierto el gato, un personaje muy apropiado.
ResponderEliminarUn abrazo y suerte.
Muchas gracias, Angel. Un abrazo.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Mucha. Un abrazo.
Eliminareres una genialidad
EliminarHola, Pedro. Muy buen relato de terror gótico. Has armado la trama con mucha pericia para sorprendernos con ese desenlace. La escena del gato comulga con las letras de Poe. El ambiente de cortijo muy conseguido. Seguro buena posición final.
ResponderEliminarUn abrazo y suerte en el Tintero.
Gracias, Carles. Me alegra saber que te ha gustado. Un abrazo.
EliminarSospechaba final sorprendente, pero lo has sabido guardar bien. Las reacciones violentas del felino al igual que la actitud maleducada de la señora y su hija; como que no la ven, ignorando su presencia.
ResponderEliminarAlgo del espíritu de "sexto sentido" he percibido en tus letras.
Una duda, si me permites. La doncella mata a Avelino con una piedra ¿Quién mata a la mancillada doncella?
Nos has proporcionado una lectura muy interesante, compañero.
Un abrazo.
Hola, Francisco. Mariana golpea con todas su fuerzas, pero no logra matar a Avelino. Este es quien mata a Mariana y después se suicida. Así es como imaginé la historia en mi cabeza. Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo.
EliminarHola, Pedro. En primer lugar he de decir que tu relato adolece de algo llamado 'coma asesina' y que va colocada donde no debe. Además has puesto demasiadas. Repásalo porque es un error bastante más común de lo que parece. La verdad es que puntuar bien a veces no resulta nada sencillo. Yo tengo muchas dudas a menudo. Tuve una temporada que no ponía ninguna por miedo a pasarme.
ResponderEliminarEn cuanto al relato, no sé si he visto demasiadas palis de terror sobrenatural, pero me olí el pastel casi desde el principio. Me refiero a la muerte de Mariana. Me sorprendió más la del mozo en un momento dado, acerca de la cual tuve mis dudas.
Me ha gustado ese toque estilo teatral que le has imbuido al relato.
Un abrazo y suerte en el concurso.
Hola, MJ. Son de sobra conocidos estos finales , pero la verdad es que me habían comentado que estaba bien escondido en este caso. Has estado hábil. Muchas gracias por pasarte y por tu comentario. Un abrazo.
EliminarHola, Pedro!! Me ha gustado mucho como has escrito esta historia. Es muy visual y se sigue muy bien hasta el final que me ha dejado totalmente sorprendida. Suerte y un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias , Cristina. Me alegra que te haya gustado.
EliminarUn abrazo.
Hola, Pedro. Literalmente no nos das un respiro ni al final, con ese giro inesperado, que pone patas arriba todo lo anterior para aumentar más la tensión de la historia.
ResponderEliminarSaludos y suerte.
Gracias, JM, por pasarte a comentar.
EliminarUn abrazo.
Estupendo relato Pedro!! Duro, original y muy bien llevado hasta el sorprendente final. Un placer leerlo. Enhorabuena!
ResponderEliminarMuchas gracias, Lola. Me alegra que te haya gustado.
EliminarSaludos.
Fantastico. Sí señor. Finsl que cambia toda ña historia, salpicada de pistas, tan sutiles que no slcanzamos a conectar ni entre si, ni con la sorpresa final. La violacion tan cruda y en pasado, insertado en medio del texto nos afirma en la trampa en que nos has preparado.
ResponderEliminarLo dicho. Maghifico
Muchas gracias, Gabiliante. Me alegra que te guste. A mi me encantó tu relato también. Un abrazo.
EliminarMuy buen relato, a pesar de su crueldad y crudeza me ha encantado. Cada hecho se me hizo impredecible, y el final fue una gran sorpresa.
ResponderEliminarMe pregunto si Mariana logró matar a su abusador antes de morir, o se vengó Post mortem.
Mucha suerte en el Tintero.
Un abrazo.
Gracias, Cynthia. Un abrazo.
Eliminar¡Vaya ritmo endiablado, Pedro! ¡Y vaya final sorprendente dejando a la imaginación del lector como murió Mariana. Lo que más me gustó fue ese deambular por la casa (ya muerta supuestamente) haciendo las tareas rutinarias.
ResponderEliminarHasta pronto, compañero.
Muchas gracias, Isabel. Un abrazo.
EliminarEs un relato emocionante, Pedro atrapa de principio a fin y se desea continuar, me gusta mucho tu escritura, ha sido un placer pasarme por aquí
ResponderEliminarUn abrazo, cuídate
Gracias, Mujer de Negro. Nos leemos.
EliminarUn abrazo.
Hola Pedro, se me pasó comentar en su día tu relato y ahora vengo a dar una vuelta por aquí en correspondencia con tu visita y me encuentro con un relato trepidante, con un final abierto donde el lector tiene que pensar en como murió Mariana .
ResponderEliminarUn abrazo
Puri
Muchas gracias, Puri.
EliminarUn abrazo.
Mi admiracion para todos lo que escriben creando algo que para mi seria imposible de crear
ResponderEliminarGracias por tu amabilidad constante. Saludos.
Eliminar